Incrustado en las postrimerías de la magnífica sierra nevada de Santa Marta, se encuentra una ciudad que ha sido el deleite y la inspiración de muchos. El famoso río que lo rodea, su ambiente bohemio y su elegante infraestructura han inspirado las más celebres historias del folklore vallenato colombiano y ha atrapado a más de uno de quienes se aventuran a conocerlo. ¿Aún no saben de quien les hablo?

Valle del Cesar
Valledupar, capital del departamento del Cesar, es un sitio donde se combina lo bello y la fascinante. Es la ciudad más arborizada del país y también la de una temperatura promedio más alta, razón por la cual sus habitantes visitan constantemente el río Guatapurí, ubicado a unos pocos kilómetros del centro de la ciudad, el cual desciende desde los picos nevados de la sierra y por lo cual mantiene una agradable temperatura gélida. Como dice la canción:
Fredy Molina te quiere,
eres mi duda esperanza, (bis)
Cuando el Guatapurí se crece,
al sentir mi pasión se calma.
Lo paradójico es que tiene una desventaja natural a comparación de otras importantes ciudades del caribe colombiano: no posee acceso directo al mar ni acceso a un río navegable, lo cual significa que nunca fue lugar de paso importante para los viajeros que ingresaban al interior del país (aspecto que define el cosmopolitismo de ciudades como Barranquilla o Cartagena) o acceso a un gran río que lo convirtiera en lugar de paso hacia uno de los puertos (como Montería o Lorica).

Río Guatapurí
Esto otorga a Valledupar una cultura única en la región, pues allí confluyen las particularidades de los habitantes originarios de la Sierra Nevada de Santa Marta, la cosmovisión Guajira y los hábitos del norte del Cesar y del Zulia Venezolano, determinando directamente su riqueza musical y literaria. Cada año, a finales del mes de mayo, miles de visitantes colman la ciudad en el Festival de la Cultura Vallenata, uno de los festivales de mayor prestigio y más concurridos de Colombia, donde se le rinde culto a este importante género musical y a sus glorias.